jueves, 31 de mayo de 2007

El verano ya llegó

A mí no me dan miedo las pelis de miedo, ni las serpientes, ni las arañas (hombre, es que si me pica una radioactiva sería la caña!), ni las cucarachas... ni ningún tipo de bichejo raruno. Bueno, obviando el tema de mi pánico a las aves gallináceas....
El caso es que a mí, lo que me da realmente miedo, es el bikini. Sale el sol y mucho antes de abrir la persiana, abres el cajón tercero del armario, ese donde tienes los calcetines del agujero en el dedo gordo y las veinte bufandas que te regalan por tu cumpleaños que no te pones... y ahí, en medio de todo el barullo, esta él, mirándote. Que abres el cajón y suena la musiquita de Kill Bill, ésa del primer plano a los ojos de la Thurman cuando va a darle la del pulpo a la negra. Y entonces, en ese momento de tensión, parece que te dice: "Hombree!! a buenas horas...!! un añito sin vernos eh? Uy, esa que viene contigo quién es?. Ah no! que es tu culo!!!, foca monje!!!".
¿Qué pasa?. Pues que cerramos el cajón corriendo, abrimos la persiana, miramos el sol y cual Scarlata O'hara clamamos al cielo: "A Dios pongo por testigo de que a partir de hoy empezaré a pasar hambre".
Y te pones a comprar piña para hacer la dieta de la piña. Y a comprar sandía, para la dieta de la sandía. Y lechuga para las ensaladitas. Y biocentury y todas las porquerías que ves en el Mercadona que ponen: 0% grasa. Te gastas un pastón y piensas... y esta tarde ¡al gimnasio!.
Así que con tu nevera a rebosar de frutas y verduras que acabarán podridas más de la mitad, acudes con tu felpa, tu camiseta XL que te regalaron en la feria de Valdemorillo en 1995 y tus pantalones de hacer gimnasia en el instituto, dispuesta a ser la nueva Kurnikova.
Que con esas pintas, ni en cambio radical. Pero tu optimismo es desbordante, así que con todas las ganas de comerte el mundo, coges tu enorme botella de agua y te vas a la sala de Fitness, a hacer pesas. Allí está el típico tío supercuadrao que será tu 'entrenador personal', pero claro, que tú no lo sabes, y te pones a buscar el carné en el pantalón para jurarle y rejurarle que tienes más de 21, que de verdad que te deje pasar, que ya has pagado los 70 euros a la entrada y que de verdad que no vas a armar jaleo. Una vez que te das cuenta de que no es un portero de discoteca y te escondes detrás de tu toalla de 50x100 cm, coges y te vas en frente del espejo con un palo. Sí, has leído bien. Que yo cuando me lo dio la primera vez pensé que me lo iba a tirar y a decir "busca, busca". Pero no, el tío va, me da el palo y me dice: "Hala, ponte ahí, y me haces 500 giros. Oblicuos". Y tú piensas: "Ah, bueno... si son giros oblicuos, entonces merece la pena pagar los 70 euros...". Y te pones, superdigna, con tu palo de escoba en frente del espejo, "paunlao, palotro, paunlao, palotro...", porque tus energías el primer día son inagotables... Pero ya te cansas, porque ves allí a todos los tíos y las tías superbuenos, con su ropa de marca y sus pechos superbien colocados, y empiezas a deprimirte, porque piensas: "Joder, ¿cuántos giros oblicuos de fregona habrá hecho esa para estar así?. Me voy a tener que tirar aquí diez años. No voy a ganar pa piñas". Así que le devuelves el palo al pecholobo de tu monitor y le dices: "Hala, me voy a fregar a mi casa, que me sale más barato".

Y con el dinero que he ahorrado estoy pensando en irme de vacaciones, no sé... a Teruel a ver si existe o a Burgos, mismamente. Allí no hay playa, así que me podré poner esas camisetas XXL que te regalan los de Reparaciones Jiménez color "beige dos lavados y fuera letras". Por lo menos el bikini no me perseguirá hasta allí y podré descansar en paz.
O no, mira, mejor me lo llevo. Es mejor afrontar los miedos. Además, allí en Burgos son especialistas en embutir morcillas ¿no?. Pues eso, lo mismo hay suerte.

PD: Y ahora os dejo, que me voy al gimnasio... a pegar patadas voladoras y esas cosas. Porque no sólo de giros de escobón se vive.
¡¡FELIZ VERANO!!

domingo, 27 de mayo de 2007

Machum hispanicus: 1- Pechopalomo

He decidido retomar esto ante la desbocada ola de amenazas por tenerlo abandonado. Por favor, dejad de escribirme anónimos con letras recortás de la Superpop. Gracias.

Ya fue el día del orgullo friki, pero como yo soy una adelantada a mi tiempo (como el correcaminos) y ya he hablado de lo gratamente orgullosa que me hallo de lo que muchos tachan de engendro social, supongo que debo de buscar otro tema de conversación. Sin embargo, antes de nada, quería comunicaros que me encuentro doblemente gratificada puesto que soy chica, y eso, visto lo visto, es casi algo inaudito. Así que nada, me molo el doble.
Y diréis, novelatontolabaesta lo subidita que está.
Todo tiene su explicación.
La mía es que hoy, en mi perseverante estudio sociodemográfico español (para que en las noches españolas no dejen de escucharse los hermosos aullidos del lobo), vengo a hablaros de una especie, que se caracteriza precisamente por estar encantados de conocerse. Y hablando de orgullo, quién mejor que ellos.
Hoy voy a hablaros de esos pequeños hombrecillos a los que yo cariñosamente llamo pechito-palomos.
Históricamente hablando, el primer pecho-palomo oficial según la Biblia (que era el BOE, El Cosmopolitan y el Muy Interesante de la época), fue Jesucristo. Tras una ardua e intensa investigación, he conseguido este documento gráfico que lo corrobora:


Por definición, los pechito-palomos son tíos que, como su propio nombre indica, viven sacando pecho al más puro estilo palomo machote en celo. A veces incluso palmeándoselo rítmicamente y señalándote mientras te guiñan un ojo. Yo creo que he llegado a oír el sonido gutural cual palomilla grácil cuando se acercan a la presa. Porque “Oh, sí, nena. Qué suerte has tenido esta noche al conocerme. Jhú-Jhá”.
A mí me repatean. Pero tengo que reconocer que son la especie que más entretenimiento y divertimento visual me causan.
Un pechito palomo se acerca a la futura conquista con andares sugerentes, frunciendo los labios e incluso contoneándose. Todo irá en función de la cantidad de cubatas que hayan sido ingeridos. La pronunciación y vocalización de las frases empleadas como armas de conquista, variarán por tanto en función de las mismas:
- ¿Qué tal nena?
- (mirada de asco de tía mientras lo analiza de arriba abajo) Hola (con la boca torcida y tapándose con la copa para no descojonarse en su cara)
- Bueno ¿qué? (apoyándose en la columna o en la barra y subiéndose la manga de la camiseta/camisa para que se vea que ha estado haciendo pesas mientras comprime todo el aire en el pecho y abulta los hombros).
- (la chica perdida…) ¿Qué de qué?
- Hombre… que llevas toda la noche mirándome. Y he dicho… vayamos a conocer a esta ninfa.(levantando las cejas haciéndose el interesante y azul casi de tener tanto aire acumulado en el pecho)
- (la tía que se vuelve a tapar con su copa en cuestión para no descojonarse de nuevo). ¿Así que llevo toda la noche mirándote? No tienes tú rollo...
- Hombre, yo lo entiendo, porque estoy tan bueno que no me toco para no correrme el maquillaje, ¿sabes? (vuelve a fruncir los labios).
(ahora llegaría el momento de palmearse el pechito en plan “aquí estoy yo”).

¿Qué pasa luego?. Normalmente las tías se descojonan en su cara, luego pasan de ellos, y posteriormente se descojonan de nuevo al contárselo a sus amigas en grupos de debate por el fomento de la cultura masculina (El hombre: ¡¡ese gran desconocido!!).
Peeero…los pecho-palomos están buenos. Buenos del carajo. Son tontos, se lo tienen creído. Pero las tías a veces somos un poco pánfilas también. Y joder, para un polvo, pues mira, no están mal. Y caemos presas.
Ahora, a las chicas, una advertencia. Con estos no llegáis al orgasmo ni de coña. Vamos, por una sencilla razón. Ellos se molan a sí mismos, se ponen solos nada más de mirarse lo guapos que son y lo tremendamente buenos que están. Te puedes quedar tu en tu conjuntito supermono del womansecret tirada en la cama mirando las grietas del techo que ellos seguirán frente a tu enorme espejo del cuarto marcando bíceps y mirándose como mueven las tetitas al compás de una música absurda.

Que en mitad del tema pueden estar pensando en sí mismos para correrse, vamos.

Y digo yo... ¿para qué nos quieren entonces?. Yo creo que reniegan de su naturaleza solitaria, porque eso les llevaría a la extinción. Pero la cruda realidad es que están condenados a estar aislados de la presencia femenina, al eterno onanismo. La madre naturaleza debe seguir su curso, que en este caso se rige por la ley del cinco contra uno.

Así que chicas, dejadlos correr…
O volar, cual palomillas errantes.
Que siempre es mejor gorrioncillo cojo en mano que pecho-palomos volando.

Y chicos, si sois machos ibéricos bienavenidos, no temáis por vuestra supervivencia.
Ya nos encargamos nosotras de que no os extingáis.
Pero no sucumbáis al lado oscuro...