miércoles, 20 de junio de 2007

A problem of communication is a big putada

Tengo un dilema. Bueno, vosotros sabéis que aquí escribo de las cosas que me inquietan...
pues ahora me inquieta muchísimo el tema de la comunicación. Y eso, siendo comunicadora, pues es un dilema. Y si además lo usas para decir tonterías... no es un dilema, ¡es una putada!.

Resulta que dentro de un mes me voy a EEUU... todo el mundo me pregunta por los papeles, por el billete de avión, el visado, los estudios que voy a hacer allí... Pero en mi mente asaltan preguntas que me preocupan muchísimo más, del tipo: ¿Cómo se dirá jilipipas? ¿ ¿y mastodonte?. Ya claro... que para qué quiero yo saber cómo se dice mastodonte... ¡pues si me quiero pedir un filete de mastodonte qué!. En fin, que esto es una putada... que ya no puedo decir fresshhquishimo a lo Marlo y que me entiendan. Voy a perder mi sesapíl.
Además, el español es muy rico en expresiones castizas. Dí tú que quiero decir... "eres más feo que el Fary (que en paz descanse) chupando limones". Pues sería: "you're more ugly than The Fary sucking lemons" ¿no?. Pero ahora ponte a explicarles quién es el Fary... que fijo que no lo saben: "you know this spanish singer that sings... ayyy torito ay beautiful toritooo".... ni una, no me van a pillar ni una.
Allí me quiero ver yo intentando contando chistes de Lepe a lo Eugenio (que en paz descanse también): "You know that about one who goes and say...."
Y sino tiene gracia... tienes que decir "cuñaoooo", que será "brother in laaaaaw". Joder, que no tienen sentido del humor estos americanos... que lo mejor que tenemos no lo voy a poder exportar!! se va a quedar aquí nuestra maravillosa cultura hispanohablante.
Los poemas... dí tú que quiero conquistar a un yanki mascatabaco en su cabaña de leña de Illinois y le digo eso de: "agua bezoya que te entra por la boca y te sale..... ¡por muy buen precio!" Pues algo así como..."water bezoya that enters through the mouth and goes out for a sensational price!! jajaja la verdad es que suena bien! Lo mismo me fichan los de Bezoya. Ahora , el yanki de Illinois se va a quedar "crazy lost" cuando le diga eso.


Pero es que lo peor lo peor peor de todo.... lo peor es que... (se me saltan las lágrimas...) ains...es que.... que cuando vuelva a España, todo el mundo sabrá expresiones superchulas y nuevas y cantará canciones frikis... ¡¡y yo no me las sabré!!. Dios... cómo voy a sufrir... Nada más que por eso se me quitan las ganas de irme...

Pero bueno, da igual, yo les diré "fuckin fucka fuck you", y listo.
Que eso es "anda y go to fry espárragos".

Yo no sé si aprenderé americano. Pero el idioma lo voy a enriquecer de lo lindo.
Like avecrem.

PD: Creo que me voy a comprar el libro ese de "From lost to the river" XD

jueves, 7 de junio de 2007

El síndrome del Dr. House

Antes de nada, queridos fans, os advierto que esto es una reflexión sociológica más que un monólogo con toque humorístico. Quería compartir mis inquietudes, a ver si coincidimos todos.


De un tiempo a esta parte me he dado cuenta que abundan en las parrillas televisivas las series de médicos. Además de 'House', 'Anatomía de Grey', tenemos 'Scrubs', 'Hospital central' y esa nueva que no sé si continuará de 'MIR'. Ya tuvimos en su día la de Clooney de 'Urgencias', así que esa atracción por el olor a desinfectante de los pasillos de Hospital nos viene de lejos. Y yo, que me pregunto cosas sin sentido, me digo: ¿por qué será?. Como explicación racional y lógica lo primero que se me ocurre es que realmente nos gusta ver a gente que está más jodida que nosotros, sino no se explica. El ser humano tiene una extraña fijación y atracción por las personas que se encuentran en una situación peor que la nuestra, ya sea por motivos de salud o de otra índole. Y por otra índole me refiero especialmente a cuando esa persona es gilipollas integral sino ¿por qué las chicas se sienten atraídas por los cabrones?. Pues porque son personas a las que ellas creen que pueden cambiar, salvar. Por eso se vuelcan completamente en ellos y les consienten que les toquen las narices, no porque les guste, sino porque están esperando a ver si mejora el paciente. Pero el paciente es gilipollas, y ésa es una enfermedad cuyo tratamiento todavía no se ha encontrado.
Vemos a la doctora Grey en ANATOMIA DE GREY porque odiamos a alguno de los protas y, mientras vemos que nuestra salud no es tan mala en comparación con los que se encuentran ingresados, también nos complacemos al comprobar que nuestra vida sentimental va sobre ruedas si la ponemos al lado de cualquiera de los protagonistas. De igual modo, podemos decir que ésa es la razón por la que triunfa HOUSE, porque tiene los dos requisitos: pacientes jodidos y un médico cabrón al que esperamos salvar cuando se acabe la serie. A mí me encanta, y estoy enganchadísima. Sufro de lo que he llamado 'el síndrome del Dr. House'. Lo admito. Pero si hay algún capítulo en el que el Dr. House se humaniza y deja de lado su cabrón interior, para mí esa hora frente al televisor ha sido perdida, porque realmente no he disfrutado. Lo que no hace sino reafirmar mi convicción de que realmente nos complace ver cómo sufre la gente.
No se explica ese morbo ante los dictámenes del Risto Mejide, ni el jurado de Factor X puteándose entre ellos, ni por qué nos jode tanto que encierren a la mala de la telenovela. Siempre al final, el malo no es tan malo. Pero el bueno, siempre acaba siendo el gilipollas. Qué curioso...
En definitiva, la rivalidad, la competitividad, los conflictos, la sangre barata y los problemas son realmente lo que nos atrae. Y los chicos complicados y malos que siempre están metidos en berenjenales.
El único caso catalogado que jamás llegaremos a entender fue cuando Ilsa subió al avión y dejó a Rick al comienzo de una bonita amistad. Aunque adoramos al primer ministro de Austria, ya nos habíamos encariñado con ese cabrón desgraciado con su bar de mala muerte. Y eso nos pasará con House cuando termine la serie.

En fin, seguramente todo esto no tiene ningún sentido, pero lo quería comentar. No tengo ni idea de estos asuntos. Al fin y al cabo, nunca me planteé ser doctora porque le tengo un gran respeto a la sangre.
Y cada vez estoy más convencida de que salvar personas, en cualquier sentido, debe dejarse en manos de especialistas.
Lo que está claro es que todos y todas tenemos el síndrome del Dr. House, esa fijación por los imposibles cabrones que sabemos que no dejarán de darnos quebraderos de cabeza.
Aunque no estén cojos.
Bueno, algunos hasta por los que están cojos. Cojas, según la ocasión.... (no he podido evitarlo)